miércoles, 5 de diciembre de 2012

Cosas que ellos odian de nosotras

Sí, chicas, aunque parezca mentira, y a pesar de lo adorables que somos... ¡¡hay cosas de nosotras que los chicos odian!! ¿Os lo podéis creer?



Una de ellas es nuestra manía compulsiva de hacer compras y de cómo podemos pasarnos horas y horas recorriendo tiendas.

Y es que ellos simplifican la tarea al máximo (en caso de que sean ellos los que van de compras), entran en cualquier tienda, la primera que vean, y a ser posible que tenga ropa masculina (aunque esto no es siempre requisito indispensable), se prueban aquellos que estaban buscando, un vaquero por ejemplo, ven que le entran y no se caen, paga y se va. Tiempo total... ¿quizá 10 minutos?

Pero nosotras no, nosotras entramos en la primera tienda y aunque veamos algo que nos queda genial y que nos encanta, sentimos la imperiosa necesidad de recorrer el centro comercial de cabo a rabo intentando descubrir si encontraríamos algo similar y a mejor precio. Consecuencias de esta búsqueda: por el camino hemos encontrado otras mil cosas sin las que no podemos sobrevivir y que han hecho que gastemos más de lo que hubiésemos ahorrado con la copia barata de la prenda que vimos en la primera tienda.

Además, obviamente, no hemos encontrado algo que sea taaaaaaaaaaaan maravilloso de aquel vestido que viste en la primera tienda. Por lo que, después de 7 horas y media en el centro comercial y mucho dinero gastado, volvemos al punto de partida para comprar esa primera prenda que viste (y todo ello sin cansarnos!).



Eso sí, gracias a la nueva especie de hombre metrosexual hemos llegado a encontrar un fiel compañero de fatigas en el centro comercial sin hacernos sentir culpables y sin que nos riñan por ello! :)

1 comentario:

Sivian dijo...

jajaja bravo, chapeau!

Hace poco mi madre y mi hermana fueron a New York y me se medio quejaba de que los americanos hacían negocio de todo. En concreto vio dos cosas que le impactaron mucho, todo el escenario del 11/S como lo están enfocando a lo que posiblemente más adelante sea negocio y como en Times Square había una tienda diminuta de Forrest Gump con un puesto de gambas y demás, puro marketing americano.

Os imagináis lo que paso? Que entró, evidentemente la curiosidad le pudo. Cuando me lo estaba contando se dio cuenta de lo que acaba de suceder y me dio una camiseta que compró en la tienducha. El sentimiento inicial de rabia al ver que me estaba riendo de ella se transformó en una anécdota divertida sobre el viaje. Bonita y divertida la camiseta, eso sí.

Sin embargo, rara vez nos veréis a nosotros que volvamos a casa con algo que no teníamos pensado comprar. Basicamente, porque como bien has remarcado para empezar no nos gusta mucho ir de compras y cuando lo hacemos lo reducimos a lo imprescindible. Supongo que podríamos pensar que somos un poco cuadriculados a veces, debemos admitir eso.